viernes, 27 de marzo de 2009

Braulio

Sobresaltado, con el corazón latiendo a mil revoluciones por minuto, empapado en sudor acababa de abandonar una terrible pesadilla, se había visto así mismo amarrado a un viejo tronco, mientras unas personas bailaban y cantaban a su alrededor, no podía moverse, no podía correr, había prácticamente sentido cuando una de las bailarinas, metía su mano dentro, muy dentro de su pecho y sin matarle retiraba lentamente su corazón y este ante sus ojos se iba quemando mientras aun latía.

Pensó en Adela y su primer instinto fue intentar llamarla, sin embargo al ver la hora se detuvo, eran las 03:20 am y esas llamada la enfurecería mucho más de lo que se había puesto esa mañana, se prometió dejar esos locos arranques de celos, faltaban apenas cuatro días para que Adela regresara de su viaje, y se había asegurado de hacer llamadas a horas y números “estratégicos” para asegurarse que estaba o en la casa o durmiendo.

Trato de volverse a dormir pero el constante sudor se lo impedía, no espero mas, torpemente se puso el jean, los zapatos y la camisa y se marchó a su cama. Un débil movimiento del cuerpo que dormía a su lado le indicó que su partida sería aceptada como ya se había vuelto costumbre